La respiración profunda es una técnica de relajación simple pero efectiva que puede ayudar a reducir la ansiedad, el estrés y mejorar la calidad del sueño. La técnica consiste en inhalar profundamente por la nariz, llenando los pulmones de aire, y luego exhalar lentamente por la boca, tratando de relajar el cuerpo con cada exhalación.
Cuando se realiza una respiración profunda, se activa el sistema nervioso parasimpático, lo que ayuda a reducir la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la tensión muscular, lo que a su vez reduce los niveles de estrés y ansiedad.
Para practicar la respiración profunda, es recomendable buscar un lugar tranquilo y cómodo para sentarse o acostarse. A continuación, se debe colocar una mano en el abdomen y la otra en el pecho. Se debe inhalar profundamente por la nariz, llenando los pulmones de aire y sintiendo cómo se expande el abdomen. Luego, se debe exhalar lentamente por la boca, sintiendo cómo se relaja el cuerpo con cada exhalación. Es importante tratar de relajar los hombros y no forzar la respiración.
Se puede practicar la respiración profunda durante unos minutos al día, preferiblemente varias veces al día, para obtener los beneficios. También se puede utilizar en momentos de estrés o ansiedad, como antes de una presentación o examen, para calmarse y enfocarse.