El sistema nervioso autónomo es el responsable de controlar y regular las funciones involuntarias del cuerpo, como la respiración, la frecuencia cardíaca, la digestión y la sudoración. Este sistema se divide en dos ramas principales: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático.
El sistema nervioso simpático es responsable de la respuesta «lucha o huida» del cuerpo ante situaciones estresantes o peligrosas. Cuando se activa el sistema nervioso simpático, se libera la hormona adrenalina, lo que causa un aumento en la frecuencia cardíaca, la respiración y la sudoración. También se produce una liberación de glucosa en la sangre para proporcionar energía adicional al cuerpo.
Por otro lado, el sistema nervioso parasimpático es responsable de la respuesta «descanso y digestión» del cuerpo. Cuando se activa el sistema nervioso parasimpático, el cuerpo se relaja y se centra en la digestión y la eliminación de residuos. La frecuencia cardíaca disminuye, la respiración se hace más lenta y profunda, y la sudoración se reduce.
Es importante destacar que el sistema nervioso simpático y parasimpático trabajan en conjunto y de manera complementaria para mantener el equilibrio y la homeostasis del cuerpo. El sistema nervioso autónomo es controlado por el hipotálamo y el tronco encefálico, que reciben información del cuerpo y del entorno para regular las respuestas autónomas del cuerpo.
Un desequilibrio en la actividad del sistema nervioso autónomo puede conducir a una variedad de trastornos y enfermedades, como la hipertensión arterial, el estrés crónico y los trastornos digestivos. Por lo tanto, es importante mantener una buena salud mental y física, hacer ejercicio regularmente, tener una dieta saludable y dormir lo suficiente para mantener un equilibrio adecuado en el sistema nervioso autónomo.